PARA VACIARME DE MI, DE TODO LO QUE NO ME SIRVE. EN SILENCIO Y OBEDIENCIA Y ABANDONO EN TI.
Oración de abandono:
Padre, me pongo en tus manos. Haz de mí lo que quieras. Sea lo que sea, te doy gracias.
Estoy dispuesto a todo; lo acepto todo con tal de que tu voluntad se cumpla en mí y en todas tus criaturas. No deseo ninguna otra cosa, Padre.
Te ofrezco mi vida. Te la doy con todo el amor de que soy capaz. Porque te amo y necesito darme: ponerme en tus manos, sin medida, con una infinita confianza. Porque Tú eres mi Padre. CARLOS DE FOUCAULD
No codiciarás los bienes ajenos. Estos diez mandamientos se encierran en dos: Amarás a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a ti mismo.
Hoy para poder hacer un buen examen de conciencia quiero viajar con la ayuda de DIOS hacia el Monte Sinaí. Intentar comprender la llamada de DIOS. Para algunos en aquel tiempo también sienten esa llamada y rápidamente comprenden, para otros pasan etapas como Moises y aunque obedientes aún no comprendemos, obedecemos y fallamos o dudamos también. Cometemos equivocaciones. Oh Señor haz que en esta Cuaresma pueda comprender todo lo que necesito para vivir cada día más en ti.
La Iglesia nos propone cinco pasos a seguir para hacer una buena confesión y aprovechar así al máximo las gracias de este maravilloso sacramento. Estos pasos expresan simplemente un camino hacia la conversión, que va desde el análisis de nuestros actos, hasta la acción que demuestra el cambio que se ha realizado en nosotros. 1. Examen de Conciencia. Ponernos ante Dios que nos ama y quiere ayudarnos. Analizar nuestra vida y abrir nuestro corazón sin engaños. (Puedes ayudarte de una guía para hacerlo bien, de realizar Ejercicios Espirituales, ayudarte de tu director espiritual, o tu Sacerdote.) Consultar el Catecismo. 2. Arrepentimiento. Sentir un dolor verdadero de haber pecado porque hemos lastimado al que más nos quiere: Dios. 3. Propósito de no volver a pecar. Si verdaderamente amo, no puedo seguir lastimando al amado. De nada sirve confesarnos si no queremos mejorar. Podemos caer de nuevo por debilidad, pero lo importante es la lucha, no la caída. 4. Decir los pecados al confesor. El Sacerdote es un instrumento de Dios. Hagamos a un lado la “vergüenza” o el “orgullo” y abramos nuestra alma, seguros de que es Dios quien nos escucha. 5. Recibir la absolución y cumplir la penitencia. Es el momento más hermoso, pues recibimos el perdón de Dios. La penitencia es un acto sencillo que representa nuestra reparación por la falta que cometimos.
A lo largo de la vida pasamos por pruebas duras, tentaciones y debilidades. Sólo la gracia de Dios nos ayuda a tener ese dolor y vergüenza, y también pedir ayuda a un Sacerdote. Sin embargo Dios me ha guiado de manera especial este año. Le pedí a Dios que me ayudase pues sentía que en esta Cuaresma, y con la edad que tengo, necesitaba vivirla de manera más profunda. Hablar a solas con Dios, retirarme de ruidos, de la ciudad, de amistades, de tantas distracciones. Le pedí a Dios silencio para estar con El y que me guiase a hacer los Ejercicios Espirituales que el sabe que más necesito.
Me lo ha concedido. Sólo he salido de casa para ir con el grupo de oración en peregrinación en este tiempo de cuaresma. Ayudar al prójimo y orar. Agradezco con amor esta situación y sólo puedo vivirla con la ayuda del ESPÍRITU SANTO, guiada por nuestra Madre Santísima, pues dentro de este retiro, de este desierto he tenido tentaciones que sólo con la gracia de Dios y la fuerza y fortaleza que el me ha dado, he podido rechazar. Ahora y después de realizar los correspondientes Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, me siento poco a poco nueva. Me siento como una niña que poco a poco descubre algo tan bello y comienza a vivir. Siento que aquellos problemas pasados ya se disuelven. Me siento ligera, sin carga. Me siento agradecida y llena de amor aunque se que aún debo revisar y dejarme ayudar en este examen de conciencia, porque es decisivo.
Con tu gracia Dios padre todopoderoso y de la mano de LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA me preparo profundamente y arrepentida ante DIOS dispongo mi vida para que mi alma sane y limpies y volver a nacer de nuevo, AHORA, DESDE EL SACRAMENTO DE LA CONFESIÓN. Ofrecida por el Papa Francisco y por todos los Sacerdotes de mi Diócesis y del Mundo entero. Y como necesito aprender aún más, Dios me guía al Papa Francisco donde nos habla de la confesión.
Sólo así con arrepentimiento profundo y dejándome guiar puedo vivir la espiritualidad de la cuaresma y caminar bien según la voluntad del Padre.